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La hepatitis C es una infección vírica que causa inflamación del hígado y que puede derivar en graves daños hepáticos como cirrosis y carcinoma hepatocelular. El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite a través del contacto con sangre, como por ejemplo a través de productos sanguíneos o equipos médicos contaminados, transfusiones de sangre, diálisis renal o al compartir equipos para inyectarse drogas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud alrededor de 58 millones de personas viven con infección crónica por hepatitis C, y provoca unas 400,000 muertes cada año. La infección por hepatitis C comienza con lo que se denomina fase aguda. La hepatitis C aguda no suele diagnosticarse porque rara vez causa síntomas, cuando éstos se presentan pueden incluir, fatiga, náuseas, fiebre, y dolores musculares o de las articulaciones, y raramente ictericia. La infección prolongada por el virus de la hepatitis C se conoce como hepatitis C crónica. La hepatitis C crónica no suele presentar síntomas durante muchos años, solo aparecen cuando el virus ha causado mucho daño al hígado. Algunos de los síntomas incluyen formación de moretones, sangrado con facilidad, cansancio, disminución del apetito, ictericia (coloración amarillenta de la piel), picazón en la piel, orina de color oscuro, ascitis (acumulación de líquido en la zona del estómago), hinchazón en las piernas, confusión, somnolencia y dificultad para hablar (encefalopatía hepática), angiomas en araña (vasos sanguíneos en forma de araña en la piel) y pérdida de peso. El virus de la hepatitis C persiste en el hígado de forma crónica en alrededor del 85% de los pacientes y un alto porcentaje de las personas que reciben tratamiento se curan. En algunos casos las personas eliminan la infección después de la fase aguda, lo que se conoce como eliminación vírica espontánea; sin embargo, estos casos no ocurren comúnmente. Las complicaciones más graves de la hepatitis C crónica son la cirrosis hepática y el cáncer de hígado. El trasplante de hígado suele ser la última opción en caso de daño hepático grave por hepatitis C crónica. En la mayoría de los casos, es probable que la infección reaparezca después del trasplante de hígado ya que por sí solo este procedimiento no cura la hepatitis C. La cirrosis es más común en personas que también están infectadas con hepatitis B o con VIH, y en las personas con alcoholismo. Cuando se detecta la elevación de las enzimas hepáticas se recomienda que se realice una prueba de determinación de anticuerpos específicos contra los virus de la hepatitis para descartar la infección por alguno de ellos. Si los anticuerpos contra el virus de la hepatitis C son positivos, se recomienda llevar a cabo una prueba para detectar el ARN viral en suero mediante la técnica de PCR. La prueba de Hepatitis C por PCR permite detectar la presencia del virus a partir de su material genético (RNA), indicando la presencia de una infección activa de hepatitis C. La cuantificación del RNA del Virus de la Hepatitis C (VHC) por PCR permite determinar la carga viral del virus (la cantidad de virus presente en la sangre), siendo el marcador clínico más utilizado para diagnosticar y confirmar la infección activa por el VHC, así como para monitorear la progresión de la enfermedad y/o de la terapia. Esta prueba es adecuada para el diagnóstico de Hepatitis C aguda en personas de alto riesgo o inmunodeprimidas que pueden ser negativas para anticuerpos contra el VHC ya que el ARN del VHC se puede encontrar en la sangre de una persona en un lapso de 2 semanas después de la exposición al virus, antes de la aparición de anticuerpos. Una vez que un paciente ha recibido el diagnóstico de infección por VHC, se recomienda realizar pruebas de carga viral y de genotipo antes de empezar la terapia. El conocer el genotipo de un paciente determina cuál será el mejor régimen de tratamiento. La determinación de la carga viral del VHC es útil en el seguimiento de la terapia y/o la progresión de la enfermedad, así como detección de la recaída de la infección por el VHC después de completar la terapia antiviral Nombres alternativos: Cuantificación del virus de la hepatitis C; Carga viral de la Hepatitis C; Cuantificación del RNA del virus de la hepatitis C.
• lunes a viernes: Muestras tomadas o entregadas al laboratorio antes de las 11:00 am, los resultados se entregan en 11 días hábiles a partir de las 06:00 pm, muestras tomadas o entregadas al laboratorio después de las 11:00 am, los resultados se entregan en 12 días hábiles a partir de las 06:00 pm.
• sábados, domingos y días festivos oficiales y organizacionales se consideran días no hábiles.