Estudios

La rubéola es una infección viral aguda altamente contagiosa. La enfermedad comienza con fiebre alta, malestar general, tos, coriza (secreción nasal), conjuntivitis, seguidas de una erupción maculopapular que se extiende y aparece unos 14 días después de la exposición. Los lactantes y los niños de <5 años, los adultos mayores de 20 años, las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas corren el riesgo de sufrir complicaciones graves, como neumonía o encefalitis. Los brotes de rubéola ocurren en personas no vacunadas o que no están debidamente vacunadas. Esta infección puede causar síntomas leves o ningún síntoma en la mayoría de las personas, aunque puede causar problemas graves a los fetos cuyas madres se infectan durante el embarazo. Las consecuencias para el feto pueden ser graves o, en algunos casos, mortales. Hasta el 90 % de los bebés cuyas madres tuvieron rubéola durante las primeras 12 semanas de embarazo tienen el síndrome de rubéola congénita. Este síndrome puede provocar retrasos en el crecimiento, cataratas, sordera, problemas con el desarrollo del corazón (defectos cardíacos congénitos), problemas con el desarrollo de otros órganos, así como problemas con el desarrollo mental y el aprendizaje. Los anticuerpos contra el virus de la rubéola pueden detectarse tres días después de la aparición de la erupción, mientras que la detección del ARN del virus mediante PCR por transcriptasa reversa puede detectarse antes del desarrollo de anticuerpos, y hasta 10 a 14 días después de la aparición de la erupción.